martes, 28 de julio de 2020

Seis errores del monetarismo: por qué emitir no alimentará la inflación

Seis errores del monetarismo: por qué emitir no alimentará la inflación

OPINIONES

Viejos ortodoxos argentinos y jóvenes libertarios repiten como un mantra que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario. La realidad es más compleja y se puede explicar a través de seis puntos clave.

Todos conocemos la premisa monetarista que se suele repetir como un mantra: la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario. Así, viejos ortodoxos argentinos y jóvenes libertarios, con más certeza que capacidad de pensar o cuestionar su propia teoría, se embarcan en defender y repetir los postulados monetaristas que terminan siempre en políticas de ajuste, concentración económica y caída salarial.
Es que el monetarismo con su sencillez teórica entiende que sólo la emisión monetaria es la causante de la inflación, siendo esto una relación supuestamente univoca. Por lo que con este único postulado, que podría escribirse simplemente en un sobrecito de azúcar, busca explicar prácticamente todos los problemas económicos, casi como si no hubiera necesidad de escribir libros, plantear otros problemas o hacer revisiones empíricas sobre su doctrina. De allí que como actualmente pasa, en el que aumenta la emisión, denuncian que en poco tiempo vendrá una hiperinflación, aún cuando el ritmo de los precios esté bajando (la inflación anualizada de diciembre fue 54% y la de junio 43%).
Sin duda pueda resultar atractivo explicar todo solo con una variable sin considerar nada más, pero también se debe reconocer que la realidad es mucho más compleja que eso. Por ello mismo, dado los grandes problemas y errores que esconde la doctrina monetarista busquemos plantear seis preguntas para cuestionar algunas de sus certezas.

1 - ¿Es una regla mecánica?

La primera pregunta apunta a plantear los problemas de la supuesta identidad que existiría entre emisión e inflación, como si fuera una regla mecánica, objetiva e incuestionable. De este modo, por ejemplo, podemos preguntarnos por la simetría: si existe la certeza de que al subir la emisión sube la inflación, tendría que pasar lo inverso cuando la emisión pasa a ser negativa, obteniendo también entonces inflación negativa. Sin embargo, como sabemos, no ocurre ello: los precios tienen más facilidad para subir pero muchas rigideces para bajar. Por lo tanto, la identidad entre emisión e inflación no es tal: la deflación casi nunca existe y el ritmo de movimiento de los precios no se puede manejar a control remoto solo con la cantidad de dinero. Es decir, no hay fenómeno mecánico entre una cosa y otra.
Pero además tampoco es clara cómo opera la relación: si subimos un 10% la emisión ¿tendremos un 10% de inflación (o tendremos más que ese número, o acaso menos)? Otra pregunta refiere a lo que pasa cuando aumenta la cantidad de dinero, pero bajan los precios, como por ejemplo con la trampa de la liquidez, algo que también suele ser silenciado. De aumentar la cantidad de dinero, además, tampoco es claro si aumentarán los precios, sino que además –de subir- no sabemos en cuántos períodos de tiempo ocurrirá, a qué ritmo y a qué se deben los retrasos. Por tanto, la existencia de elasticidades dispares (a veces negativas, otras neutras y otras tantas positivas) indica que la supuesta regla monetarista muchas veces falla, tiene problemas que no puede explicar y que, en realidad, es más lábil que cierta: su inflexibilidad y rigurosidad entonces son un mito.

2 - ¿La inflación es mono o multicausal?

El segundo gran problema del monetarismo es su rigidez conceptual. Al postular la exclusividad de la inflación debida a los fenómenos monetarios deja al descubierto su gran pobreza analítica resultando finalmente en un ridículo mayúsculo.
En la Argentina sabemos que el principal determinante de la inflación es la suba del precio del dólar. También actúan en ella factores como la concentración económica de mercados claves, los ajustes tarifarios, los movimientos del valor de la nafta, la puja distributiva, los precios externos de los bienes primarios, las expectativas, los desequilibrios productivos, las tasas de interés en el mundo, el ciclo económico, la estacionalidad y los ahogos del sector externo.
Veamos un simple ejemplo: durante el macrismo desde mediados de 2017 hasta fines de 2019 la emisión prácticamente fue nula, sin embargo en 2018 al duplicarse el valor del dólar, la inflación se duplicó (pasó de ser del 24% en 2017 a 48% en 2018) y volvió a subir un año después. Vemos acá que la validez empírica de la teoría monetarista brilló por su ausencia.
En lo que va de julio, el dólar subió en los principales bancos de la city.
En lo que va de julio, el dólar subió en los principales bancos de la city.

3 - ¿De qué hablamos cuando hablamos de emisión?

En tercer lugar el monetarismo nunca aclara a qué se refiere exactamente con emisión o fenómenos monetarios, pues existen muchos mercados de dinero. A veces hablan de la “maquinita” refiriéndose a la simple emisión de billetes y monedas (M0), pero a veces se refieren a los niveles del dinero bancarios, como las cuentas corrientes (M1) u otras que incluyen a las cajas de ahorro (M2), mientras que en otros momentos hablan de que es necesario incluir encajes bancarios y otros mecanismos de esterilización para analizar el circulante dinerario. Aunque las más de las veces no se refieren a nada de eso, sino a la emisión respaldada con reservas (increíblemente, respaldada en dólares, ¡otra moneda!).
Es decir, existen múltiples agregados monetarios, con lógicas y formas de funcionamiento no siempre iguales en cada caso. La estructura monetaria y su operatoria son propias de cada país y de cada momento histórico en ellos, dado que su cultura bancaria, financiera y monetaria son heterogéneas: la moneda no funciona del mismo modo en el Congo, que en Alemania, en China o en la Argentina. Entonces, si consideramos los diversos elementos, volvemos a reforzar la idea de que no es posible establecer una relación clara ni lineal entre emisión e inflación, por lo que no existe la ley universal monetarista tal como se postula.

4 - ¿Por qué muchos países imprimen y no sube la inflación allí?

El cuarto problema se liga a considerar todos los ejemplos existentes en los que la relación entre emisión e inflación es nula o incluso inversa. Por ejemplo, Japón estuvo en recesión durante gran parte de la década de 1990, sufriendo deflación. Para ello las autoridades quisieron quebrar eso y darle un sentido positivo a los precios para evitar que sigan cayendo, así se largaron a emitir, sin embargo se encontraron con la famosa trampa de la liquidez y no tuvieron la inflación que estaban buscando con solo emitir.
En la actualidad podemos ver cómo en plena pandemia y en la emergencia económica mundial provocada por el Covid-19, los principales países del mundo se han largado a emitir a lo loco. No obstante, por más que en Europa o en Estados Unidos le den “a la maquinita” no se registra inflación allí.
La respuesta que suelen dar quienes defienden el monetarismo frente a estos graves problemas empíricos es que eso ocurre en “países serios” y porque la población tiene “confianza” en sus autoridades monetarias, aumentando incluso la demanda de dinero en esos lugares a pesar de emitir. Lo curioso, igualmente, es que apelar a la idea de “confianza” implica aceptar que la relación entre emisión e inflación no es objetiva, sino subjetiva y cultural: una apreciación que vuelve a dejar de lado el mecanicismo o la certeza básica del monetarismo, pues intervienen entonces evaluaciones y diagnósticos muchas veces ideológicos, contextuales e históricos.
Del mismo modo, debemos subrayar lo que es obvio: las principales monedas fuertes del mundo (como el dólar, el euro, la libra esterlina o incluso el bitcoin) son monedas fiduciarias. Es decir, se basan en la confianza y no tienen respaldo ni regla alguna. Por lo cual, la regla mecánica e infalible no puede sostenerse tampoco aquí.

5 - ¿Hablamos de física o de una ciencia social?

El quinto problema del monetarismo es que el dogmatismo de su mantra le hace pensar que estudiar economía es lo mismo que estudiar física, es decir pensar en cómo actúan objetos inertes entre sí, cuando en realidad –y aunque les duela- nos referimos a una ciencia social, en la cual están implicadas relaciones de poder, clases sociales, problemas distributivos, estructuras productivas desequilibradas, conflictos sociales, la relación centro-periferia y tradiciones económicas específicamente históricas propias de cada lugar.
Por ejemplo, las expectativas económicas para determinar el consumo, la inversión, el nivel de precios, el ahorro o la compra de dólares se establece según diagnósticos ideológicos y contextuales. Si existe un presidente “pro-mercado” o uno “populista”, por más ambos que tomen las mismas medidas, diferirá en cómo reaccionarán los agentes sociales ante ellos: aquí no hay objetividad sino ideología.
No es posible establecer de manera exacta los ciclos económicos porque la economía depende de sociedades vivas, cambiantes y en conflicto. Por ello, por más que nos puedan servir las herramientas matemáticas o el cálculo, nunca obtendremos valores precisos en todas las variables. Si fuera así y pudiéramos calcular todo, la Unión Soviética hubiera triunfado en lugar de derrumbarse. No se puede hablar en abstracto sino de cada sociedad y coyuntura específica. De esta manera, la postulación de reglas mecánicas, universales, objetivas e inflexibles no es posible. De allí otro grosero error del monetarismo.
La consultora Ecolatina afirmó que Argentina necesita fortalecer el peso doméstico para generar un mercado de crédito amplio posibilitando que las empresas se endeuden para financiar inversiones y para que el Gobierno no deba hacerlo en moneda extranjera.
La consultora Ecolatina afirmó que Argentina necesita fortalecer el peso doméstico para generar un mercado de crédito amplio posibilitando que las empresas se endeuden para financiar inversiones y para que el Gobierno no deba hacerlo en moneda extranjera.

6 - ¿Cómo funciona la regla en los límites?

El último cuestionamiento al monetarismo podría permitirnos hacerle un reconocimiento: efectivamente es posible pensar en algún tipo de vinculación entre emisión e inflación en los extremos. Es decir, si no existiera regla monetaria alguna, ningún gobierno tendría necesidad de recaudar impuestos sino que simplemente podría emitir y gastar todo lo que necesite sin consecuencia alguna. No obstante, sabemos que no es así: ningún gobierno puede imprimir al infinito sin generar efectos indeseables.
Ahora bien, el problema radica en pensar entonces al monetarismo en sus extremos: a veces sin emisión tenemos inflación, otras con emisión no la tenemos, sabemos que si tenemos emisión negativa eso no nos garantiza inflación negativa, pero sí que si la emisión es radicalmente descontrolada habrá efectos inflacionarios.
Sumemos otros problemas: además de que la cuestión elástica entre dinero y precios no es clara, tampoco lo es con respecto a los rezagos de tiempo en que puede funcionar o pasar a ser neutral. Por lo que la cuestión de los casos límite el monetarismo tiene algo de razón pero también dificultades en explicarlos: cuándo y por qué en ciertos momentos funciona la regla y en otros no.
En suma, vemos que existen muchos cuestionamientos a la doctrina monetarista, doctrina con la cual muchas personas fanáticamente se identifican, repitiendo un mantra univoco entre emisión e inflación. Como hemos dicho, es verdad que es atractivo explicar todo solo con una variable, pero el problema con ello es que empequeñece el debate y la realidad. Por eso, en vez de tener solo certezas es mejor desafiar al pensamiento focalizando en los problemas de una teoría en lugar de cerrarse en la terquedad de defenderla como una verdad incuestionable. Tal vez así surjan mayores esfuerzos para entender nuestra realidad y aportar mejores soluciones a ella.
* Economista. Doctor en Ciencias Sociales (UBA/UNDAV/Conicet). Autor del libro Las crisis económicas argentinas. De Mitre a Macri.

lunes, 6 de julio de 2020

La Revolución Industrial (1760-1840)

Fecha: 01/01/1970
Lugar: Gran Bretaña.
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Llamamos Revolución Industrial al cambio fundamental que se produce en una sociedad cuando su economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía para depender de la industria. Localización: La Revolución Industrial nace en Gran Bretaña y se extiende luego al resto de Europa. Antecedentes: La economía existente antes de la revolución industrial estaba basada en el mundo agrario y artesanal; tres cuartas partes de la población subsistían con trabajos agropecuarios. Principalmente estaba basada en el autoconsumo y no en la comercialización de los productos obtenidos, puesto que además la productividad era muy baja. Las ciudades eran pocas, pequeñas y poco desarrolladas. Hay que recordar que el régimen de gobierno de estas sociedades eran las monarquías absolutistas, en las que todo, incluyendo las personas, se consideraban una propiedad del rey.
Origen y nacimiento de la Revolución Industrial: Nace en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII. Fue posible por la existencia de una monarquía liberal y no absolutista, que consiguió evitar el panorama de revoluciones que se estaban extendiendo en otros países. Gran Bretaña quedó libre de guerras, ya que aunque estuvo involucrada en algunas, no se desarrollaron en su territorio. A esto se unió una moneda estable y un sistema bancario bien organizado. El Banco de Inglaterra se fundó en 1694.
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Principales características: Se produce un cambio rápido y en profundidad que afecta a todas las estructuras de la sociedad. Los cambios serán tecnológicos, socioeconómicos y culturales. Los tecnológicos irán desde el uso de nuevos materiales como el acero a fuentes energéticas como el carbón y máquinas motrices como la máquina de vapor, considerada como el motor inicial de la Revolución Industrial. Aparecen las máquinas de hilar y tejer, que consiguen aumentar rápidamente la producción con poco personal. Surgen técnicas para el desarrollo del trabajo y la especialización de la mano de obra. El transporte se desarrolla tanto por trenes como por barcos, lo que junto con otros inventos harán crecer el papel de la industria y el comercio.
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Los cambios culturales se plasmarán en un impresionante aumento de los conocimientos en todas las ramas, tanto científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más notables derivan del crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en zonas rurales. Al mismo tiempo se produce un fuerte aumento demográfico, como consecuencia de la elevada natalidad y el descenso de la mortalidad catastrófica (gracias a avances sanitarios, como las vacunas, y a una mejor alimentación de la población). Esto provocará que la población europea se multiplique en pocos años.
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Al tiempo que se desarrolla una clase burguesa, el éxodo de población rural hacia las ciudades (la revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano de obra en el campo) da lugar a la aparición de una nueva clase trabajadora que se agrupa en suburbios cercanos a las fábricas, a partir de los barracones en los que viven los obreros. Las condiciones de vida de estos empleados son penosas, tanto en las fábricas donde trabajan como en los suburbios en los que habitan. En las fábricas encontrarán humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral y jornadas que superan las doce horas diarias, siete días a la semana. En los suburbios superpoblados y sucios son víctimas de epidemias de fácil propagación. La cantidad de personas afectadas por estas condiciones les lleva a organizarse para la defensa de sus intereses y aparecen los movimientos obreros de protesta.
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Consecuencias de la Revolución Industrial: En principio la Revolución industrial produjo un cambio radical en todos los ámbitos de la sociedad inglesa y, más tarde, del resto de las sociedades europeas, creando un nuevo modelo de vida. El desarrollo industrial y minero, el aumento de la productividad, el crecimiento de las ciudades y la mejora del comercio nacional e internacional contribuiran a un gran crecimiento demográfico debido al aumento de la natalidad y de la esperanza de vida. La revolución industrial en España fue mucho más tardía que en el resto de Europa. España seguía inmersa en un mundo rural en el que los cambios fueron mínimos. Las malas comunicaciones, tanto interiores como con Europa, acentuaron el retraso. Los talleres seguían siendo artesanales y la producción se especializaba por zonas dependiendo de los recursos disponibles.
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La revolución industrial fuera de Europa: En Estados Unidos comenzó al terminar la guerra civil, a finales del siglo XIX. Estados Unidos había alcanzado a Gran Bretaña en potencial industrial y tenía un mercado interior muy dinámico en un extenso territorio. La construcción de la red de ferrocarriles permitió la colonización del Oeste, y la industrialización se basó en la aplicación temprana de las innovaciones tecnológicas y una fuerte concentración empresarial. En Japón la industrialización comenzó por la actividad textil. Las características principales fueron el patrocinio del Estado en la construcción de ferrocarriles y bancos, la existencia de una mano de obra barata y disciplinada, fácil adaptación a la tecnología occidental y grandes grupos industriales muy competitivos orientados a la exportación. Este periodo fue denominado como Era Meiji o Era de la Luz: Japón se había convertido en una gran potencia.

Las sorprendentes predicciones del economista del siglo XVIII Thomas Malthus de las que aún se sigue hablando

as sorprendentes predicciones del economista del siglo XVIII Thomas Malthus de las que aún se sigue hablando

Thomas MalthusDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMalthus publicó su ensayo más famoso, "Ensayo sobre el principio de población", en 1798.
Thomas Malthus, economista británico nacido en 1776, se ganó un lugar en la historia por su visión oscura y pesimista sobre el futuro de la humanidad.
En términos simples, el problema que Malthus identificó hacia finales del siglo XVIII fue que el ritmo de crecimiento de la población superaba, con creces, la capacidad de la sociedad de producir alimentos suficientes para abastecerse.
Esta diferencia, decía el académico, generará inexorablemente hambrunas, conflictos y muerte.
Malthus desarrolló sus ideas en una serie de escritos de los que el más famoso fue el que publicó en 1798, bajo el título "Ensayo sobre el principio de población".
¿Pero en qué se basó para enunciar su teoría, tan ajena al pensamiento de la época, y que hoy día muchos consideran relativamente profética?
¿Cómo surgió en Malthus esta suerte de ansiedad moderna en torno al aumento de la población y su relación con la escasez de alimentos, en un momento en que aún no se realizaban censos?

Observador atento

En principio, explica la historiadora británica Juliet Gardiner, presentadora de un programa especial de la BBC sobre Malthus, sus ideas surgen de las observaciones directas de su entorno.
Para Malthus, la crisis provocada por el crecimiento rápido de la población (más acelerado que el de la producción de alimentos) se hacía evidente en la pobreza que azotaba a los trabajadores de la campiña donde él trabajaba y vivía.
GenteDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMalthus sostenía que el desbalance entre el crecimiento de la población y el aumento de la producción de alimentos daría lugar a conflictos y hambrunas.
Briony Thomas, historiadora local y archivista de una iglesia en el condado de Surrey, en el sureste de Inglaterra, en la que Malthus se desempeñaba como asistente, analizó los registros de la parroquia que reflejan la vida cotidiana de la que fue testigo Malthus.
"Probablemente, lo más importante que debió haber notado son las discrepancias entre el número de bautismos y el número de entierros", dice Thomas.
"En 1790, por ejemplo, hay 15 bautizos y 8 entierros. A lo largo de ese período, esa relación se mantuvo de forma consistente. E incluso en algunos años esa discrepancia fue aún mayor", añade.
En esta zona rural vivía mucha gente pobre con poca disponibilidad de alimentos.
Probablemente, lo más importante que debió haber notado son las discrepancias entre el número de bautismos y el número de entierros
Briony Thomas, historiadora local
"Lo que hizo Malthus fue conectar estas dos piezas de información", señala Gardiner.

Sociedad imperfecta

De acuerdo a Niall O'Flaherty, profesor de pensamiento político europeo del King's College de Londres, "Malthus escribió su análisis teórico después de una discusión con su padre acerca de la capacidad de la humanidad para perfeccionarse".
CultivoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn el análisis de Malthus, la producción de alimentos crecía a un ritmo más lento en comparación con la población.
"Es principalmente una respuesta a William Godwin (filósofo político y escritor británico, considerado uno de los más importantes precursores del pensamiento anarquista), quien argumenta que si podemos gradualmente abolir las instituciones de la propiedad y el matrimonio, y si el hombre puede reducir sus impulsos sexuales destructivos y violentos, podríamos alcanzar algo así como la perfección en la Tierra".
"Malthus responde a esta idea", dice O'Flaherty.
En vista de Malthus, una vez que se alcanza esta sociedad más igualitaria y perfecta, todos se sienten más relajados ante la perspectiva de tener hijos.
"Esto hace que comencemos otra vez a reproducirnos y acabamos donde estamos ahora. Y si siempre vamos a tener estas oscilaciones de población, nunca vamos a alcanzar la perfección, pensaba Malthus".

Solución

Esta visión sombría, por otra parte, no se refería a un futuro lejano, explica Donald Winch, profesor emérito de historia intelectual de la Universidad de Sussex, Reino Unido.
Se refiere al aquí y ahora.
"No crean que el problema que estoy destacando, decía Malthus, es algo que nos aguarda en el futuro, es inminente e inmediato. La única razón por la que no lo vemos es porque nunca estudiamos la vida de la gente que sufre más por ello", señala Winch.
BebéDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa solución, según Malthus, era limitar los nacimientos.
"Si tuviésemos información de la gente que está en la base de la montaña veríamos que el problema de la población existe ahora", continúa Winch.
Y, a fin de resolver el problema, Malthus diseñó una solución.
A pesar de ser un hombre religioso, llegó a la conclusión de que limitar el número de hijos podía resolver parcialmente la crisis poblacional en ciernes.
Malthus abogaba por la restricción moral, es decir, "evitar el matrimonio hasta que uno tuviese el dinero suficiente como para criar hijos", señala O'Flaherty.
"Esta idea ya estaba presente en la clase media, en Reino Unido, pero Malthus pensaba que si se podía convencer a los pobres y trabajadores de hacer lo mismo, esta sería la única manera de mejorar sus condiciones de vida".
Lo mejor, pensaba el economista, era posponer el matrimonio para limitar la cantidad de descendencia que pudiesen tener.
"Como hombre de iglesia, creía que el propósito del matrimonio era la procreación, con lo cual sugerir deliberadamente que las parejas demoren el casamiento para acortar el período fértil, significaba que defendía el que las parejas pudiesen decidir por sí mismas su futuro, y dejaran de multiplicarse, siguiendo las leyes de Dios ", afirma Gardner.

Ecos

A lo largo de los siglos, después de su muerte, sus ideas siguieron siendo una fuente de inspiración para muchos intelectuales, desde el naturalista Charles Darwin hasta el economistaJohn Maynard Keynes fueron influenciados por Malthus.
Algunos ecologistas contemporáneos, por ejemplo, continúan defendiendo sus ideas y, los más extremistas, utilizan sus argumentos para promover incluso la esterilización.
Más allá de lo que pienses de Malthus, no puedes desestimar la posibilidad de que la población es un factor importante al que le tienes que prestar atención
Donald Winch, Universidad de Sussex
Sus argumentos también han resurgido en debates sobre las ventajas y desventajas de los cultivos genéticamente modificados.
"Más allá de lo que pienses de Malthus, de si se equivocó o tuvo razón, no puedes desestimar la posibilidad de que la población es un factor importante al que le tienes que prestar atención si quieres explicar el nivel de vida (de una sociedad)", asegura el profesor Winch.
Y no fue sino hasta que Malthus expuso su teoría, agrega, que quedó en evidencia que la población es un factor crucial a tomar en cuenta.