sábado, 23 de mayo de 2020

Economistas ortodoxos chocan sus dogmas con el paredón de la realidad ¿Por qué el aumento de la emisión monetaria redujo la inflación?

Economistas ortodoxos chocan sus dogmas con el paredón de la realidad

¿Por qué el aumento de la emisión monetaria redujo la inflación?

El índice de abril fue de 1,5 por ciento, el más bajo de los últimos 31 meses, con una expansión del 42 por ciento de la base monetaria. En Argentina se sigue discutiendo una teoría de la inflación que ya no se enseña, no se discute y no se aplica en ninguna economía relevante del mundo. La inflación futura solo tendrá lugar si se descuida el frente financiero de nuestra economía.
La inflación resultó ser absolutamente lo contrario de lo anticipado por la teoría monetarista: a mayor emisión, menor inflación. 
La inflación resultó ser absolutamente lo contrario de lo anticipado por la teoría monetarista: a mayor emisión, menor inflación.  
Imagen: Guadalupe Lombardo
“La emisión genera inflación” es una frase repetida hasta el hartazgo en un país harto de la inflación. Ya es parte del sentido común del argentino. Se escucha en asados, taxis, colectivos y charlas de café. Y tiene distintas versiones: “darle a la maquinita”, “imprimir papelitos”, entre otros éxitos. 
El tema es grave porque, sorprendente, en Argentina se sigue discutiendo una teoría de la inflación que ya no se enseña, no se discute y no se aplica en ninguna economía relevante del mundo. Es incluso más grave, porque la última vez que Argentina aplicó esa teoría, terminamos con la inflación más alta desde la hiperinflación de los ’80.
Parece hace un siglo, pero hace nada más unos meses Argentina fue un conejillo de indias de esta teoría: la administración de Cambiemos, bajo el experto consejo del FMI, ensayó con un programa de “emisión cero”. Si la inflación era causada por la emisión monetaria, dejar de emitir sería la mejor receta para eliminar la inflación.
La política de emisión monetaria cero duró un año: entre septiembre de 2018 y septiembre de 2019 la base monetaria creció exactamente 0,8 por ciento en términos nominales. Prácticamente cero. 
Durante ese mismo período, la inflación fue 50 por ciento. Emisión Cero=Inflación 50%. 
Casi como contracara de ese experimento, y tal y como se observa en el gráfico que acompaña esta nota, la emisión monetaria tuvo una expansión fenomenal entre el 5 de marzo y el 16 de abril, con un crecimiento de 42 por ciento en nada más que 25 días.
Esto fue parte del paquete económico lanzado por el gobierno para enfrentar la CovidD-19. Apenas anunciado el paquete, no pocos economistas comenzaron a alertar sobre los riesgos de un desborde inflacionario. Algunos fueron por más y se aventuraron a proyectar una hiperinflación. Las alternativas propuestas a la emisión fueron desde la necesidad de realizar un gran ajuste, hasta la ridícula propuesta de una cuasimoneda relacionada con la pandemia. 
Para sorpresa de todos ellos, la inflación de abril fue de 1,5 por ciento, la más baja de los últimos 31 meses
La inflación resultó ser absolutamente lo contrario de lo anticipado por la teoría: a mayor emisión, menor inflación. Algunos análisis son, evidentemente, inmunes a la evidencia empírica. Pero ¿cómo se explica el fenómeno monetario e inflacionario de abril?

Un poco de (buena) teoría económica

El truco básico del monetarismo es asumir como fijos factores que no lo son. Un ejemplo contribuirá a aclarar. En una economía en la que hay dinero, siempre se cumple que la cantidad de dinero que existe multiplicada por su velocidad de circulación es igual al valor monetario de las transacciones que existen en esa economía
Simplifiquemos esto. Digamos que M es el dineroV es su velocidad de circulaciónP es el precio, y T son las transacciones
Supongamos una economía donde Juana tiene un billete de $100 que lo usa para comprar un kilo de fideos a Pedro. La cantidad de dinero es $100. Su velocidad de circulación, definida como la cantidad de veces que el dinero cambia de manos, es 1 (Juana cambió el billete por los fideos de Pedro), el nivel de precios es $100 (eso cuestan los fideos) y la cantidad de transacciones es 1 (hubo una sola venta de fideos):
MxV = PxT
$100x1 = $100x1
Compliquemos un poco más nuestra economía. Supongamos que luego de que Juana compre los fideos a Pedro, éste usa ese dinero para comprarse unas medias que vende María. ¿Cómo se altera nuestra igualdad?
$100x2 = $100x2
Vale la pena ver esto en detalle. Lo que acaba de ocurrir es que el nivel de transacciones se acaba de duplicar sin que haya mediado ningún aumento en la cantidad de dinero. Lo que ocurrió es que se duplicó la velocidad de circulación del dinero: el mismo billete de $100 ahora pasó por dos manos (primero las de Pedro y luego las de María). 
Demos un paso más. Supongamos que ahora el Estado decide emitir $100 adicionales y se los da a Juana. Y supongamos que Juana decide utilizarlos para comprar otro paquete de fideos ¿Qué pasaría? Pues bien, podría pasar que Pedro tuviera otro paquete de fideos y decidiera venderlo y que luego comprara otro paquete de medias, tendríamos:
$200x2 = $100x4
Duplicar la cantidad de dinero duplicaría el nivel de actividad. Aumentar la emisión permitiría aumentar la actividad económica. 
¿Cómo hace entonces el monetarismo para decir que la emisión siempre genera inflación? Sencillo: supone que 2 de estos 4 componentes que tenemos en nuestra igualdad son siempre fijos, inamovibles.
Lo primero que supone el monetarismo es que la velocidad de circulación del dinero es constante, es decir, es siempre el mismo número. Esto se basaría en las costumbres acerca de cómo la gente utiliza el dinero, costumbres que no se alterarían de manera dramática en períodos cortos de tiempo. Volveremos sobre esto en breve. 
Lo segundo es suponer que el nivel de transacciones de la economía no puede alterarse porque ese nivel es el máximo posible. Esto es suponer que la economía está en pleno empleo ¿Cómo? Sencillo: porque para el monetarismo el funcionamiento del mercado es suficiente para asegurar que se emplean de manera completa los factores de producción disponibles. Si esto fuera así, cuando el Estado decide aumentar la cantidad de dinero en $100, lo que ocurriría es lo siguiente:
$200x2 = $200x2
En lugar de aumentar las transacciones de 2 a 4, lo que pasaría es que los precios aumentarían de $100 a $200: aumentar 100% la emisión monetaria generaría 100% de inflación.
Para entender por qué estar teoría no se cumple, se pueden utilizar varios argumentos. El primero es preguntarnos si, al momento de emitir, la economía se encuentra en pleno empleo. Al parecer, para una buena cantidad de analistas la economía argentina está en pleno empleo en el medio de la Covid-19. 
También nos podríamos preguntar cómo se las ingenia el monetarismo para explicar una dinámica que, desafortunadamente, es muy típica de Argentina: que la inflación suba al mismo tiempo que lo hace el desempleo
Los intentos por explicar de manera consistente esta dinámica son realmente calamitosos.

Covid-19

Pensemos ahora un poco fuera de la caja de herramientas del monetarismo. Pensemos qué podría estar pasando en el medio de la Covid-19 para que la emisión monetaria aumente de esta manera y al mismo tiempo la tasa de inflación se reduzca. Partamos de algo bien sencillo y supongamos que la economía se encuentra operando en este nivel:
$1000x10 = $100x100
Es claro que a causa de la Covid-19 la actividad económica está en caída libre. Es decir, estaría bajando la T (transacciones) de nuestro ejemplo. Supongamos que la economía está cayendo a la mitad, tal que T en lugar de ser 100 es 50. Pues bien, para que nuestra igualdad se mantenga, lo que debería ocurrir es que los precios se redujeran a la mitad, es decir, que tuviéramos deflación. Pero ese no es el caso. A pesar de que la inflación se redujo, sigue siendo positiva. Y, además, sabemos que el gobierno está aumentando casi un 50% la emisión, de manera que tendríamos lo siguiente:
$1500 x ¿V? = $100x50
Para que esta igualdad se cumpla, lo único que puede estar pasando es V=3,33. Es decir, que esté cayendo fuertemente la velocidad de circulación del dinero.
¿Es eso lo que está pasando? 
¡Efectivamente! 
La Covid-19 genera, aquí en Argentina y en prácticamente todos los lugares del mundo, una dramática caída en la velocidad de circulación del dinerola cuarentena anula la movilidad de la población y, con eso, la movilidad del dinero, es decir, su velocidad de circulación. Y esto es aún más drástico en un país como Argentina donde la movilidad del dinero depende de la movilidad física de la gente. La movilidad del dinero podría no verse alterada en una situación de cuarentena si Argentina tuviera desarrollado el dinero y el comercio electrónico. Pero las largas colas en las puertas de los bancos de hace poco más de un mes recordó que, lamentablemente, Argentina es una economía que se sigue manejando en efectivo.
Este fenómeno, ignorado por la mayor parte de los economistas que siguen pensando con una caja de herramientas teórica absolutamente oxidada, es central para comprender qué puede y qué no puede generar la emisión monetaria que el gobierno está aplicando para contrarrestar la Covid-19.
La emisión monetaria actual no llevará a un desborde inflacionario producto de una presión sobre una economía que está en pleno empleo. Esto es muy importante porque en el marco de la Covid-19 la mala teoría económica puede costar vidas humanas y quiebras de empresas. Sin embargo, no todo es color de rosa.

Los verdaderos riesgos 

Supongamos que Juana va y compra sus fideos a Pedro. Pero Pedro decide no comprar medias. Ante la incertidumbre reinante, la cercanía de un default y el valor del dólar paralelo en $140, Pedro decide actuar de acuerdo a lo que él entiende de economía, que es muy sencillo: cuando empezamos así, terminamos con una devaluación y una posterior inflación. Por tanto, con esos $100, Pedro ya no podría fabricar la misma cantidad de fideos porque, como él bien sabe, el precio del fideo depende del valor del dólar. Si Pedro en lugar de comprar medias, compra dólares, María se queda sin vender sus medias y Pedro le mete presión al dólar. Si todos actúan como Pedro y, aún peor, lo hacen en un marco donde el Banco Central está aumentando la emisión, es decir, nos está dando a todos más pesos, lo que puede terminar pasando es una devaluación. Y cuando eso ocurra, será cierto que la “emisión habrá generado inflación”.
Lo importante en economía no es la causa y el efecto, sino justamente el mecanismo que explica por qué en ciertas circunstancias, a mayor emisión le puede corresponder una mayor inflación. Comprender esa causa es central para entender qué cosa debe y qué cosa no debe hacer un gobierno en la Covid-19.
¿Está bien emitir para paliar los efectos del COVID-19? 
Por supuesto. 
Pero, al mismo tiempo, el gobierno debe procurar mantener todos los dólares a raya, el oficial y el paralelo. Esto hoy, lejos de ser imposible, está dentro de las posibilidades con las que cuenta la política económica. La inflación futura solo tendrá lugar si se descuida el frente financiero de nuestra economía, no si se emite todo el dinero necesario para paliar los efectos de esta pandemia.

lunes, 18 de mayo de 2020

Oligopolió- Competencia imperfecta

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Oligopolio


Un oligopolio es una estructura de mercado en donde existen pocos competidores relevantes y cada uno de ellos tiene cierta capacidad de influir en el precio y cantidad de equilibrio.

En el oligopolio, los competidores cuentan con poder de mercado, pero a un nivel inferior que en caso del monopolio. Esto, ya que, en vez de haber solo un oferente, existe un pequeño grupo de compañías.
Lo anterior significa que si bien cada una de las empresas tiene influencia sobre el precio y cantidad de mercado (no lo toman como dado), la libertad para elegir el nivel de dichas variables se ve limitado por la existencia de otras firmas competidoras. Un caso especial de oligopolio es el duopolio, donde existen solamente dos oferentes.

Características del oligopolio

En lo que sigue nos centraremos en las principales características del oligopolio
  • Pequeño grupo de productores.
  • Los productores pueden influir sobre el precio y cantidad de mercado.
  • Son interdependientes estratégicamente hablando.
  • Suele haber barreras de entrada para los nuevos productores.
  • El producto ofertado puede ser indistintamente homogéneo o diferenciado.

Elección óptima en el oligopolio

Los oligopolistas enfrentan lo que se llama interdependencia estratégica. Es decir, saben que las acciones de unos afectan los resultados de los demás. Así, por ejemplo, si mi competidora decide aumentar su producción, probablemente el precio de mercado caerá y eso afectará negativamente a mis utilidades. Por el contrario, si mi competidora reduce su producción, esto podría tener un efecto positivo en mis utilidades.
La interdependencia estratégica hace que las decisiones que tome cada una de las empresas afecte el resultado final del mercado.
En general, podemos encontrar tres escenarios básicos de oligopolio: líder-seguidor, elección simultánea en cantidades y elección simultánea en precios
  • Líder-seguidor: En este caso tenemos que una empresa (generalmente la más grande o antigua) elige primero la variable clave (precio o cantidad) y luego la otra u otras empresas hace su elección. Así, por ejemplo, en el mercado tecnológico podemos observar que IBM es una empresa líder y que sus decisiones marcan la pauta para las decisiones de producción y precio de las empresas competidoras más pequeñas.
La toma de decisión óptima es este escenario competitivo se refleja en el modelo llamado Stackelberg en donde el líder debe tomar en cuenta la posible reacción del seguidor ante el nivel de cantidad o precio que decida elegir. Posteriormente, el seguidor toma como dado o fijo el valor seleccionado por el líder para finalmente decidir cuál será el suyo.
  • Elección simultánea de cantidades: También conocido como modelo de Cournot, acá las empresas deciden al mismo tiempo la cantidad a producir sin que exista un valor dado. En este caso, las compañías maximizan sus beneficios dadas las expectativas o pronósticos que tengan de las decisiones de producción de las otras.
  • Elección simultánea de precios: También se conoce como el modelo Bertrand. En este caso, las empresas también eligen de manera simultánea y el resultado final se acerca a competencia perfecta cuando las firmas venden productos muy similares (homogéneos).

 Colusión o acuerdo anticompetitivo

Otro escenario posible es que las empresas oligopólicas, al darse cuenta de su interdependencia estratégica, decidan ponerse de acuerdo para no competir. Esto es lo que se llama un acuerdo de colusión, donde las empresas acuerdan el nivel de precio o cantidad de modo que maximizan sus utilidades conjuntas.
No obstante, si bien la colusión puede ser un escenario muy favorable para las empresas, existen ciertas dificultades para lograrlo. En efecto, los miembros del acuerdo tienen la tentación de engañar a sus compañeros y así aumentar sus utilidades individualmente.
De esta forma, para que un acuerdo de colusión sea exitoso, es necesario que las empresas encuentran formas de controlar el comportamiento de sus colegas y sancionar si hay un desvío.
En cualquier caso, la colusión es una conducta ilegal que es perseguida y sancionada por la gran mayoría de los países que cuentan con leyes de competencia. El organismo encargado de investigar y sancionar este tipo de conductas anticompetitivas es la Agencia de Competencia.

Posibles causas de un oligopolio

El hecho de que compitan pocas empresas en un mercado puede explicarse por la existencia de barreras a la entrada. Entre ellas, la más relevante suele ser la presencia de economías de escala que hacen que el ingreso de una empresa solo sea viable cuando puede alcanzar una proporción significativa del mercado.
Sin embargo, también podría existir un oligopolio debido a barreras de tipo legal o de reputación (marcas que llevan mucho tiempo en el mercado).

Otros tipos de competencia imperfecta

En la siguiente tabla puedes ver todos los tipos de mercado en competencia imperfecta:

Estructura de mercadoNúmero de oferentes y grado de diferenciación productosGrado de control sobre el precioEjemplo
MonopolioUn solo oferente, no existen productos sustitutosCompletoMonopolio de servicios de agua potable (no regulado)
OligopolioPocos oferentes con productos homogéneos o diferenciadosAlgunoFabricación de Vehículos (diferenciado) o fabricación de productos químicos (no diferenciado)
Competencia monopolísticaMuchos oferentes con productos diferenciadosAlgunoComida rápida
MonopsonioUn solo demandanteCompletoObra pública
OligopsonioPocos demandantesAlgunoGrandes distribuidoras de alimentos

sábado, 2 de mayo de 2020

Teoría de la preferencia revelada

https://policonomics.com/es/preferencia-revelada/


Teoría de la preferencia revelada

La teoría de la preferencia revelada se atribuye a Paul Samuelson en su artículo “Consumption Theory in Terms of Revealed Preference” (Teoría del consumo en términos de preferencia revelada) de 1948. La teoría del consumidor se basa en la existencia de preferencias que se materializan en funciones de utilidad. Estas funciones de utilidad son maximizadas por los consumidores sujetos a una restricción presupuestaria. El problema es que resulta difícil aceptar que los individuos realmente tienen una fórmula matemática definida en la mente a la hora de decidir entre diferentes opciones. Lo que la teoría de la preferencia revelada hace es trabajar al revés para establecer que podemos deducir estas funciones de utilidad desde el comportamiento del consumidor. Analizando estas opciones, procedemos hacia atrás hasta conseguir un conjunto de preferencias que influyan en las decisiones que tomamos como consumidores. Por tanto, permite a los economistas estudiar el comportamiento del consumidor empíricamente.
Existen dos principios en la teoría basados en la completitud y la transitividad:
Axioma débil de preferencia revelada (WARP, por sus siglas en inglés): si A se revela preferido a B (A RP B), entonces debe serlo en todos los casos. Entonces, si un consumidor siempre elige B, debemos asumir que eligió A anteriormente y que “sobraba” suficiente presupuesto para permitir al consumidor elegir B también.
Axioma fuerte de preferencia revelada (SARP, por sus siglas en inglés): este axioma añade transitividad. Si solo hay dos bienes, está claro que WARP define la elección del consumidor: A sobre B. Sin embargo, el SARP añade la idea de preferencias reveladas indirectamente: si A se elige sobre B, y B sobre C, el SARP y la transitividad dictan que A entonces también es preferible sobre C, por lo que A se revela indirectamente preferido a C (A R* C). Esto reduce drásticamente la cantidad de pruebas empíricas necesarias para definir las preferencias del consumidor.
En el caso mostrado en la figura siguiente, sabemos que C es indirectamente preferido a B (C R* B) porque nos permite alcanzar una curva de utilidad más alta. Dado que C y B definen un espacio (R*), y sabemos que C, B y A están contenidos dentro de R*(R*{(C,B)}), entonces podemos decir que C RP A RP B, esto es, al observar que C es indirectamente preferido a B, podemos decir que C es una preferencia revelada sobre A (C RP A), y que A es una preferencia revelada sobre B (A RP B).
Preferencia revelada
Si pensamos en A, B y C como un conjunto de bienes infinitamente complejo, podemos plasmar todas las elecciones del consumidor. En teoría, podemos proceder hacia atrás para construir funciones de utilidad si tuviésemos acceso a información ilimitada. Sin necesidad de tener que hacer esto, podemos añadir información de consumidores para descubrir verdades generales sobre preferencias de ciertos segmentos de población.